
Descubierta en 1955 a unos 500 metros al este del Puig Castellar y conocida con el nombre de su descubridor, la cueva de Genís es un sepulcro constituido por una gran roca granítica que reposa sobre otras más pequeñas formando una cavidad. Se hallaron restos de huesos y dos vasos de cerámica gris, uno de ellos de tradición neolítica y el otro que tiene la característica asa de tipo “apéndice de botón” típica del Bronce medio.