Hoy podría hablar del parque de Can Zam: de la necesidad que tiene la ciudad al finalizar todas las fases y convertirlo en un gran parque metropolitano con amplias zonas verdes, de cómo transformar toda la zona de Can Zam en un espacio integral para el disfrute de la ciudad, pero no lo haré.
Podría hablar, de la enésima falta de respeto por parte del equipo de gobierno hacia los grupos de la oposición, pero tampoco lo haré. Hoy hablaré de la movilidad sostenible en la ciudad y del carril bici, que en principio es una herramienta para favorecerla. Y digo en principio porque es bastante lejos del objetivo.
En primer lugar, los tramos compartidos con el resto del tráfico (en la Rambla) no dan suficiente seguridad. Entre otros por el incumplimiento del límite de velocidad 30 de los vehículos a motor y el poco respeto por los VPM y las bicicletas. La priorización semafórica es claramente favorable al vehículo a motor, y hace que la circulación en bicicleta o VPM sea poco operativa y lenta. Los carriles son de doble sentido y excesivamente estrechos sin suficiente barreras para circular con seguridad, incluso en un tramo se circula en sentido contrario con los buses y coches viniendo de cara.
El Ayuntamiento hace bandera de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, de la elaboración del plan estratégico local para implementar la Agenda Urbana por una movilidad segura, sostenible y conectada. La realidad: medidas para salir del paso, de cara a la galería, por no emprender actuaciones que pueden ser impopulares. Eso sí, la policía local se emplea en denunciar los VPM que circulan por la acera. Todo para favorecer la movilidad segura, sostenible y conectada. Próxima estación, recogida selectiva.